La piel es un órgano complejo que protege, regula y conecta al ser humano con el entorno. Más allá de ser solo una “cobertura”, cumple funciones biológicas esenciales que garantizan la vida, como la protección frente a bacterias, la regulación de la temperatura y la percepción sensorial. En promedio, representa alrededor del 16% del peso corporal y se extiende en una superficie cercana a los dos metros cuadrados.
En un país como Chile, donde el clima cambia drásticamente de norte a sur y la radiación solar alcanza niveles muy altos en regiones como el desierto de Atacama, comprender cómo está organizada la piel y cuáles son sus funciones resulta indispensable. La exposición prolongada al sol sin protección puede dañar sus capas, debilitando su capacidad defensiva. Por eso, el cuidado preventivo con productos especializados, como los de Hawaiian Tropic, es fundamental para mantener la salud y apariencia de la piel.
La piel está formada por tres capas principales: epidermis, dermis e hipodermis. Cada una de ellas tiene un papel específico y se subdivide en estructuras que refuerzan su función.
En Chile, estas tres capas enfrentan desafíos particulares. Mientras la epidermis sufre con la radiación solar intensa, la dermis puede resentirse por el frío extremo del sur o el viento seco en la zona central. Entender cuántas capas conforman la piel ayuda a dimensionar lo vulnerable que es ante factores ambientales y lo necesario de un cuidado constante.
Cada capa de la piel tiene funciones que se complementan para mantener al organismo protegido y en equilibrio. La epidermis protege frente a bacterias, contaminantes y rayos UV, y gracias a su renovación celular permite mantener la superficie saludable. La dermis aporta soporte estructural, regula la temperatura mediante las glándulas sudoríparas y permite percibir estímulos externos. Por su parte, la hipodermis protege órganos internos, almacena energía y amortigua golpes.
En el contexto chileno, estas funciones resultan clave porque la radiación solar se encuentra entre las más intensas del planeta, especialmente en la cordillera y zonas del norte. Sin una adecuada protección, los rayos UV pueden penetrar la epidermis y alcanzar la dermis, dañando fibras y acelerando el envejecimiento. Usar fotoprotectores de amplio espectro como los de Hawaiian Tropic permite reforzar esta barrera natural y preservar la salud de cada capa.
Para facilitar la comprensión, se suele hablar de las tres capas principales como un sistema interconectado:
Aunque cada una cumple un rol independiente, trabajan en conjunto para garantizar la resistencia de la piel. En ciudades chilenas como Santiago, donde la contaminación puede debilitar la epidermis, o en zonas australes donde el frío exige mayor protección térmica, estas capas cumplen un esfuerzo adicional. Cuidarlas implica tanto hábitos saludables como el uso constante de productos que bloqueen la radiación solar, como los de Hawaiian Tropic.
Cada capa posee características únicas que determinan su resistencia y vulnerabilidad:
En Chile, estas características se ponen a prueba diariamente. Desde el desierto de Atacama hasta los glaciares del sur, el ambiente desafía a la piel de distintas maneras: sol extremo, viento seco, frío intenso y contaminación urbana. Conocer cómo se compone la piel y cuáles son sus características permite adoptar mejores hábitos de cuidado, incorporando rutinas de hidratación y protección solar diaria.
¿Cuántas capas de piel tienes?
La piel humana está compuesta por tres capas: epidermis, dermis y la hipodermis que es la más profunda de la piel.
¿Cuáles son las 7 funciones de la piel?
Regula la temperatura del cuerpo, almacena agua y grasa, es un órgano sensorial, impide la perdida de agua, impide el ingreso de las bacterias y actúa como barrera entre el organismo y el exterior.
¿Cuál es el pH de la piel?
Es ácida y suele oscilar entre 4.5 y 5.5, aunque puede variar ligeramente entre 4.7 y 5.9 en diferentes zonas del cuerpo. Este pH ácido es crucial para mantener la barrera cutánea con los agentes externos.